6 jul 2012

Gente que duerme de día, y gente que duerme de noche ¿Alondra o lechuza?

Este artículo va dirigido, en general, a aquellas personas que piensan que existe un horario predeterminado para las horas de sueño, como si todos fuéramos robots que estamos programados para dormir de 00:00h de la noche hasta las 08:00h de la mañana, sin tener en cuenta que cada uno de nosotros somos diferentes, y que incluso en estos pequeños menesteres como el ratito de irse a dormir, no pudiéramos diferir.

Todos hemos escuchado alguna vez la expresión de que alguien es un búho o una lechuza... Pues bien, también están las alondras. Existen dos cronotipos bien diferenciados en cuando a horas de sueño se refiere, los que madrugan (y dios le ayuda) -Alondras mañaneras-  y los que no madrugan - Lechuzas nocturnas.

Aquí, y llegado este punto, he de posicionarme, pues llevo 30 años luchando contra mi tendencia de sueño, y estoy ya un poco harta de que la gente tome a las personas "búho" como yo por vaga, perezosa y que no rinde... Y es que el gran problema de la cultura que nos rodea es la estandarización de todo lo posible, y las horas de sueño no son menos.

Tampoco es que sea una lechuza extrema, pero desde que tengo uso de razón, las mañanas han sido torturas insoportables, las horas de clases siestas que no podía evitar (y me han pillado más de una vez con la consiguiente risa del grupo), y cuando ya me espabilaba, me mandaban a la cama.

Durante mis años de universidad, no creo que mis mejores notas y rendimientos se debieran tanto al estudio, como a las horas que asistía a clase (casualidad que en el horario de tarde siempre ¿estaba más atenta? ¿o simplemente no me dormía la siesta?¿o un poco de los dos?). Pues sólo un poco de autoconocimiento, afán de observación, y a veces tomarme a mí misma como objeto de estudio para comprender un poco mejor mi realidad, me han llevado a la creencia firme de que realmente los cronotipos existen (y si no existieran, habría que inventarlos). Porque, la verdad, no es normal que a alguien le cueste tan poco madrugar y se duerman a las 22:00h de la noche, y que a otros las pilas no se le agoten hasta bien pasado el amanecer ¿no creéis?

Con ello no quiero decir que no pueda acostumbrarme a la vida "normal" (Entendamos normal aquí como el típico horario de tiendas, abrir de 9:00 a 20:00h, por ejemplo). Puedo madrugar y trabajar de mañana como cualquier otro (y tan bien, aunque no en mi óptimo), pero necesito cafeína y algo de entrenamiento y poder mental, y en un día de juerga puedo echar por tierra todo el esfuerzo de adiestramiento temporal que haya podido lograr en meses. Por eso, y porque siempre estamos intentando llevar un ritmo que no es el que nos pide el cuerpo, no me extraña que las lechuzas se vean más amenazadas con enfermedades como la depresión (¿no te vas a quedar tocao de la cabeza si no te descansa como debe?), adicciones (¿qué haríamos sin los estimulantes para mantenernos despiertos en las horas que los demás quieren y no en la que nos sale del alma? ¡cafeína!) y/o transtornos de alimentación (si no duermes cuando quieres, mucho menos vas a comer).

No me voy a colgar la medallita de que soy más inteligente por ser nocturna (no creo que esa aseveración sea cierta, sino que es más un titular llamativo que poco trata de ciencia sólo en quedarse con los datos sin contexto que creen mejor para dar más bombo), como los pocos artículos que he encontrado en español sobre el tema tratan (porque las primeras búsquedas en google (veáse artículos relacionados) han sido pésimas y todas repetidas (copiado el mismo artículo en mil sitios), menos mal que soy insistente y he seguido algo más). Soy del montón, como todo el mundo, pero en mi caso del montoncito búho.

No dudo en ningún momento, que el reloj biológico de cada uno está regido no sólo por factores genéticos, sino que los ambientales (por ejemplo horas de luz según región) también son muy importantes. Además, entre los ambientales, incluiría con mayúsculas los factores culturales, pues son los que rigen los comportamientos de la sociedad, sobre todo territorialmente.

Como ejemplo de ello, os "traduzco" el inicio de uno de los artículos que he creído interesante: Según (7) , cuyo estudio se realizó sobre una cohorte de 5720 estudiantes (italian@s y españoles, de edad entre 20 y 25 años), las mujeres en general preferían irse a la cama temprano y dormían un poco más que los hombres, sin tener en cuenta la fecha de nacimiento o nacionalidad. En cuanto a estos dos últimos parámetros, los nacidos en primavera y verano se iban a la cama después de la media noche y dormían más tarde que los nacidos en otoño o invierno. Concluyen que la época de nacimiento de los individuos es significativa con respecto a las preferencias de horas de dormir, aunque cuantitativamente pequeña. Con ello, y como en casi todos los estudios, sugieren que ha de haber un contexto evolutivo para las diferentes contribuciones de los factores genéticos y ambientales en los ciclos de sueño y vigilia en humanos. 

Todo me creo y no me creo nada. Según eso, siendo hombre estival tendrías más probabilidad de ser búho, pero fíjense, que yo soy hembra y he salido al contrario de lo esperable ¿no? ;-)  Aunque lo mismo, eso es por ser española, porque según los investigadores, los españoles somos más noctámbulos que los italianos XD En los estudios siempre es necesario más estudios sobre el tema, porque concluir es una tarea que necesita siempre de más datos. Como dije en el párrafo anterior, está claro que hay cosas que influyen y otras que no. Y como mínimo, son datos curiosos que siempre podemos poner en consideración.

Otro de los estudios (9) habla sobre los dos cronotipos en un estudio de adolescentes. En este caso, se establecen diferentes pautas de comportamiento a observar en los distintos individuos, tales como insomnio, despertares en mitad de la noche (3 o más veces por noche), calidad subjetiva del sueño, pobre rendimiento en la escuela, problemas de atención, o tendencia a quedarse dormido en clase...

Resulta curioso que algo más de la mitad de los adolescentes estudiados pertenecían a la clase de los búhos nocturnos (¿tal vez por la edad? en algún otro sitio leí una conclusión parecida a que a medida que avanzamos en edad, los búhos pueden ir transformándose en alondras con el tiempo). Además, no sólo se acostaban más tarde, sino que también se levantaban más tarde cuando podían (con lo que dormían menos porque las horas de clase son las mismas para todos) y que durante el fin de semana dormían como unas dos horas más en comparación con el cronotipo de las alondras mañaneras. También en este estudio se menciona que aquellos individuos más mayores (de edad) con cronotipo noctámbulo se adaptan mejor a las restriccciones de sueño que los adolescentes (y aquí, me supongo yo, que será por la práctica de los años de intentar adaptarse a las horas de sueño impuestas).

(Disertación monologuista: Me imagino a ese pobre adolescente lechuza, intentando dormir el fin de semana, después de la pésima semana de clase y la noche de viernes con los colegas, con su padre/madre alondra el sábado bien tempranito gritando de fondo "Despierta ya hombre, que ya es hora, si te acuestas tarde tienes que rendir como si te acostaras temprano, que si vales pa' juerga, vales pa'currar" Sin tener en cuenta que las horas de sueño son las horas de sueño, y que el sueño mal dormido es casi una pesadilla de vigilia... Y así, año tras año... año tras año...)

En general, las alondras pubertas tenían casi todo de su parte, pues mostraban horarios de sueño-vigilia regulares, prestaban más atención en la escuela, percibían que dormían mejor, y estaban en mejor estado de alerta y lograban mayores progresos que sus compis lechuzas. Y todo eso, sin tener que usar bebedizos con cafeína, u otros psicoactivos como el tabaco.

Más datos curiosos, en este caso del artículo (10) en el que se realizó un test a una serie de individuos de todo el rango de cronobiología (de alondras a lechuzas pasando por los intermedios, que es la gran mayoría o el centro de la campana de Gauss), es que para los individuos nocturnos, la mayor disponibilidad para el estudio y el ejercicio físico aumentaban desde por la mañana hasta la noche, mientras que la disposición general era similar. También tendían a estar más dispuestos a resolver los problemas diarios por las tardes en vez de por las mañanas. Por el contrario, los individuos madrugadores presentaban una disminución desde por la mañana hasta la noche en todo (disposición para estudiar, hacer ejercicio, resolver problemas y en general). Eso sí, la fatiga subjetiva parecía ser semejante en ambos grupos. Por otro lado, estos investigadores también intentaron correlacionar sus datos con el ejercicio físico, pero ahí no hilaron tan fino y diríamos que estaría más ligado a los propios ritmos endógenos del individuo que a su cronotipo.

Aún hace falta estudiar mucho más sobre el tema, pero poco a poco se va consiguiendo discernir algunas pautas de los diferentes comportamientos del ser humano. De los datos que he podido ver, me ha llamado la atención de que somos una población de lechuzas e intermedios dominados por las sátiras y malvadas alondras (desde todo mi cariño buhil lo digo, que quede claro ;-) ), que nos hacen llevar su ritmo de vida con la excusa del ahorro energético. Bueno, lo del ahorro me lo acabo de sacar de la manga, pero ya que estoy, cito de la wikipedia "Prevalecencia" en base a este enlace
 A survey of over 400 adults showed approximately 15% morning people, 25% evening people, and 60% intermediates.

y es que ya que estamos funcionando cuando no nos gusta (englobo en este nosotros a todos los búhos), al menos que tenga un sentido el hacerlo ¿no?. Porque evolutivamente hablando, a mí que me gusta recordar el Paleolítico, sí que le veo la utilidad a ser lechuza (para vigilar por las noches, y huir si eso). Aunque ahora ya todo eso se quede difuminado en el instinto del cerebro primigenio.

También es cierto, que según las diferentes edades los porcentajes varían (de nuevo clamo al cielo por más estudios); que según el sexo los porcentajes varían (más datos han de venir); que según las culturas (etc etc, siempre pidiendo datos) no hay forma de saber cuántas alondras y búhos hay (Recordemos que a medida que los estudios avanzan, el tiempo pasa, y puede que cambien algunos individuos de cronotipo, y que el conjunto genotípico de la población cambie por cualquier cosa y que la población que se estudia ya no es la que se estudiaba)... Osea, que todo cogido por pinzas, y sólo durante un cierto periodo de tiempo, a la espera de actualizarse. Porque... ¿quién sabe? Lo mismo yo me estoy convirtiendo en alondra ¡y no me estoy dando cuenta!

Aunque eso sí, si no fuera por esa gran población de lechuzas que en sus noches se quedaron observando la Luna y su manto de estrellas, no habría alondras que pudieran entonar tan hermosas melodías; y si no fuera por el arduo devenir de las alondras durante el día, poco podrían hacer las lechuzas en la inútil oscuridad.

Si esto de los cronotipos te ha cogido de improviso, y no sabías ni qué es, quizás puedes relacionarlos con los ritmos endógenos o circadianos

¿Cómo se perturban los ritmos endógenos y se desincronizan? Pues por ejemplo realizando guardias por las noches, con las transiciones de huso horario, viajes, cambios en el comportamiento, la dieta, o tratamientos farmacológicos. (etc)

Os enlazo también una entrada que escribí el año pasado, Sobre las horas de luz, que también trata de refilón esto de los ritmos circadianos por si os parece de interés ;-)

¿Y tú qué eres? ¿Alondra o Lechuza? ;-)



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