Es un blog interesante, que sigo desde
que lo encontré (no sé si directamente o después de una serie de
clickeos consecutivos en links) a través de la propuesta de “una
casilla para la ciencia en la declaración de la renta”.
El caso, es que en el artículo expone
una serie de números, tasas de homicidios, en número de homicidios
por cada 100 000 habitantes/año.
Por orden alfabético:
Alemania 0,9
Brasil 23
Chad 15
Chile 3
China 1
Colombia 33
Cuba 4
EEUU 5
España 0,9
Guatemala 41
Honduras 82
India 3
Irak 12
Italia 1
Islandia 0,3
Jamaica 52
Japón 0,5
Líbano 2
Méjico 18
Nigeria 12
Noruega 0,6
Paquistán 7
Portugal 1,2
Ruanda 17
Rusia 10
Senegal 9
Sierra Leona 15
Sudáfrica 34
Turquía 3
Venezuela 49
El autor cita a la
Organización
Mundial de la Salud como fuente de los datos numéricos que da (y que
yo sólo he colocado juntos para verlos mejor) pero no pone enlace.
He ido a la
web
de la OMS y supongo que por ahí en alguna tabla estarán dichos
datos.
Por ello, tras leer su entrada, me
sentí inspirada para redactar el comentario que envié a dicho post.
Como era largo, y le dediqué bastante tiempo, os lo comparto también
aquí (en cursiva) por si queréis opinar, e incluso dirigíos
a su entrada si se os ocurren causas que no hayan sido nombradas ;)
Hace unos días
vi un programa de Redes, que creo que puede venir bien en colación a
esta entrada, llamado “Lo
que importa son los demás” , que dice que nuestros
antepasados eran más violentos que nosotros.
Yo, todos los
datos que dan los tomo “con pinzas”, pues para estandarizar y
comprender, siempre podemos hacer mediciones que nos lleven a la
interpretación que queremos, pero una de las ideas que soltaban
durante el documental, me pareció cuanto menos interesante.
Aclaro que tomo los
datos con pinzas porque no creo en la aseveración de que nuestros
antepasados eran más violentos que nosotros. Creo que realmente, su
necesidad de mostrarse violentos ante las amenazas externas podrían
hacerles parecer más violentos que nosotros en la actualidad, donde
están reprimidos todos los signos de agresividad y violencia, además
de ser penados por ley. Como las dos situaciones son totalmente
distintas e incomparables, la redacción de dicha aseveración es
carente de fundamento. Osea, que nuestros antepasados podrían
parecernos más violentos de lo que nosotros aparentamos ser ahora...
pero nada más allá.
En él (el
documental) decían que realmente últimamente hay menos
violencia en general, pero debido a las informaciones de los medios
de comunicación, que poseen un sesgo claro hacia informar más sobre
los casos de violencia (debido al morbo y a sus índices de
audiencia) genera en el cerebro la falsa ilusión de que actualmente
somos más violentos de lo que jamás hemos sido nunca.
Esto no quita
que en números absolutos podamos comparar las muertes como haces en
tu artículo. No he leído todos los comentarios de respuesta (son
demasiados, y sino la idea de lo que quiero comentarte se me va) y
supongo que en alguno de ellos dirán lo que te estoy escribiendo,
pero la repetición tampoco es tan mala.
Está escrito en
respuesta a su entrada, y por eso hablo de “tú”. Cuando yo leí
la entrada tenía ya 53 comentarios, de bastante extensión algunos,
por lo que algunos se repetían, otros eran pesados...
Por supuesto
que los índices de pobreza, educación, mortalidad, natalidad,
etc... influyen en la cantidad de violencia dentro de las propias
sociedades... Pero no es lo único.
La idea que
quería resaltar, es que en las culturas que delegaron al estado la
responsabilidad de la defensa individual, creando las “fuerzas del
estado” (policías, ejércitos, etc...) son las que menos violencia
tienen. Y el hecho de que haya sociedades donde el índice de
violencia es alto, a pesar de tener esos cuerpos del estado, es
porque el propio estado en sí está en conflicto con una parte de la
población que quiere tener poderes sobre ella que el estado no
aprueba (hablemos de narcotráfico, dictaduras, luchas de poder,
guerrillas, etc...).
En el caso de
los Estados Unidos, hay también una graduación de más violencia al
sur que en el norte, por lo que en el lejano Oeste el ciudadano era
la ley y portaba sus armas para su defensa personal, ya que no había
más personas (ni un sheriff siquiera) a 300km a la redonda. En el
Norte, los asentamientos se hicieron en los núcleos de población
europea que desembarcaba allí, y seguían con el modelo social, por
lo que el portar armas no era “tan necesario”.
El egoísmo
humano creo que es una reminiscencia del sentimiento que poseemos
ante la “escasez de recursos”, y ante la supuesta pérdida de los
recursos que estimamos necesarios para sobrevivir, o tener éxito (en
la forma más actual de éxito evolutivo como especie) reaccionamos
con violencia y agresividad.
Al vivir en
comunidades, el individuo delegó la función de ser violentos en
ciertas personas del grupo. Y cuando la existencia del grupo se ve
amenazada, entonces comienzan los conflictos.
Además de la
escasez de recursos, que llamaríamos pobreza como en tu artículo,
como generador de violencia, yo resaltaría más bien la distinción
de clases en la repartición de esos recursos. Es decir, aquella
sociedad con clases ricas y pobres más diferenciadas serían las más
proclives a tener un mayor índice de violencia, que aquellas
sociedades con diferencia de clases menos notables. Ésto explicaría
por qué en el punto 3, el país más rico, Sudáfrica, tiene la tasa
más alta. No olvidemos que los pueblos con ricos demasiado ricos y
pobres tan pobres que no tienen nada que perder (más que la vida)
son ollas a presión aguantando durante tanto tiempo, que sólo les
queda explotar.
Sin embargo,
como en el punto 2 dices que Chile es la sociedad más inegualitaria
en cuanto a distribución de riquezas se refiere, supongo que no es
tan extrema como para que las clases más inferiores se revelen para
matarse entre sí o sus superiores, o bien el cuerpo del estado da o
bien miedo, o bien una buena sensación de seguridad socialmente
hablando.
Aquí os dejo una
imagen de la wikipedia, mostrando la tasa de alfabetización mundial,
de los años 2007 y 2008:
Otro punto de
interés sería el cultural, y en este sentido me refiero a la
importancia de “la vida” según el país en cuestión. En los
países europeos no se mata porque la vida tiene demasiada
importancia como para arrebatarla porque sí. En otros países, la
vida no tiene tanta importancia como la propia, lo que da el
“derecho” a arrebatarla a los demás si se siente peligro sobre
la propia. Con esto me refiero al hecho de que en España no verás a
un ciudadano de clase media con un arma, mientras que en EEUU lo
extraño es que no tenga. En términos de inseguridad social, las
sociedades más inseguras son más violentas.
Este “valor” de
importancia de la vida sería derivado cultural de la religión,
según ciertas connotaciones, aunque no sé si también podría ser
un valor individual con mayor independecia de la cultura y educación
en una sociedad concreta.
El otro matiz
cultural sería la religión. Los países educados en preservar la
vida bajo la bandera del cristianismo no parecen seguir a rajatabla
sus mandatos. Mientras otros países pueden llevar a la guerra Santa
la idea de que matando hacen bien por su dios, aún sea matando
infieles. Si tenemos un dios vengador, vemos justificada nuestra
violencia y podemos desatar nuestras furias sin el temor de su
castigo. Si tenemos un dios humanitario y bondadoso, el querer
preservar las vidas de personas, animales y (¿por qué no?) cosas
nos llevará a alejar la violencia porque es dañina.
Aquellas
religiones no monoteístas, y que creen en vidas futuras, realmente
son menos violentas porque preservan la vida propia, sin dañar a los
demás, y como no temen el infierno, pueden aumentar su tasa de
suicidios como el “game over” de un videojuego para ver si la
siguiente vida es mejor. Así sería explicable por qué las regiones
asiáticas poseen menos violencia y más tasas de suicidios, al
contrario que las zonas occidentales.
Os inserto aquí
también el mapita de la wikipedia con las diferentes religiones y su
distribución, y nos daremos cuenta de que los monoteístas son los
que “más mala leche” (forma humorística de denominarnos más
violentos) tenemos (y me incluyo no por creyente, sino por estar en
un territorio de mayoría cristiana apostólica romana)
Aunque comparando a
los cristianos europeos y a los latinoamericanos, creo que las
religiones que pedían sacrificios humanos antes de la nueva
adquisición teísta tal vez también podrían dar cierto sentido a
su mayor violencia en términos de homicidios. O quizás porque aún
allí ven al Dios “vengador” del antiguo testamento que en
Occidente ya ha pasado a ser más “cariñoso y amoroso” y perdona
todos los pecados si estás arrepentido... No sé.
Otra teoría
totalmente infundada que se me ocurre es que, como de culturilla
general se sabe, los países latinos, mediterráneos, y en zonas
cálidas en general, el carácter de sus gentes es más “emocional”
o “pasional” (estoy viendo en mi mente las novelas que ve mi
abuela, donde todo se arregla a golpes de pendejos), por lo que esta
“agresividad oculta” puede nublar el raciocinio de las personas y
llevarlas a crímenes pasionales que en otras latitudes no serían
tales porque estarían encerrados en sus casas al calor de la
chimenea en vez de en la calle con las copas de más después de la
exaltación de la amistad.
No sé si los
biorritmos, las horas de sol, los niveles de testosterona y todo lo
imaginable podrían tener cabida aquí, si se pudieran demostras
diferencias raciales / latitudinales / longitudinales para explicar
los diferentes comportamientos. Pero... supongo que es un poquito de
todo, y más del ambiente en el que crecemos que la predisposición
natural a la violencia que podamos tener...
Por tanto, y
recapitulando, el gradiente de violencia de los diferentes países
vendría dado, en un principio, por la estructuración de la
sociedad, creando o no entes sociales en defensa del propio pueblo, y
su funcionamiento. En el caso de que además apliquemos la “escasez
de recursos”, en el momento en que varios grupos (bien sociales
-ricos y pobres-, bien jerárquicos -luchas de poder económico,
narcotráfico, etc) entran en conflicto por un recurso (dinero,
seguridad, poder...) ya tenemos los ingredientes precisos para
evaluar el nivel de violencia de dicho país, que podremos ir
perfilando con mayor o menor exactitud según las religiones
predominantes, estructura social, educación, etc...
Espero haber
servido de ayuda, o al menos haber dado una visión diferente a las
ya dadas, y no haber ofendido a nadie. Un saludo
Pues esto ha sido
todo. Espero que hayáis encontrado la lectura interesante, el
documental un hallazgo, los enlaces estimulantes, y haber despertado
en vosotros un poco de curiosidad, como me la han despertado a mí
;-)